Proyecto
Nombre
del maestro: Hector Piña
Nombre
de escuela: secundaria general Emiliano Zapata.
Nombre alumno: Horacio Reyes
Fecha:
Título: Aceleración
de la oxidación de un metal.
INTRODUCCIÓN
La oxidación es una reacción química en la que un
metal o un no metal ceden electrones. La reacción química opuesta a la
oxidación se conoce como reducción, es decir cuando una especie química acepta electrones. Estas dos reacciones siempre
se dan juntas, es decir, cuando una sustancia se oxida, siempre es por la acción de otra que se reduce. Una cede
electrones y la otra los acepta.
Por esta razón, se prefiere el término general de reacciones
redox.(reducción-oxidación)
El nombre de "oxidación" proviene de que en la mayoría de estas reacciones, la transferencia de electrones se da mediante la adquisición de átomos de oxígeno (cesión de electrones) o viceversa.
El nombre de "oxidación" proviene de que en la mayoría de estas reacciones, la transferencia de electrones se da mediante la adquisición de átomos de oxígeno (cesión de electrones) o viceversa.
Originalmente, el término oxidación se asignó a
la combinación del oxígeno con otros elementos. Existían muchos ejemplos
conocidos de esto. El hierro se enmohece y el carbón arde. En el
enmohecimiento, el oxígeno se combina lentamente con el hierro formando óxido
ferroso (Fe2 O3);
en la combustión, se combina rápidamente con el carbón para formar CO2.
La observación de estas reacciones originó los términos oxidación “lenta” y "rápida”.
MATERIALES
peróxido y sal
1
Escoge un lugar bien
ventilado donde trabajar. El peróxido puede
ser peligroso si se inhala demasiado a la vez. Escoge una pieza de metal que
sea de hierro o de lata, ambos funcionarán con este método.
2
Pasa el peróxido a
un atomizador. El atomizador
facilitará la aplicación del mismo en el metal. Rocía la pieza de metal con una
cantidad considerable de peróxido. Rociar más peróxido ayudará a acelerar el
proceso de oxidación. [6]
3
Espolvoréale sal a
la pieza de metal. Debes hacer esto
mientras el peróxido aún esté mojado. El proceso de oxidación comenzará casi
inmediatamente y es en realidad fácil de ver. Puedes verter más o menos sal,
dependiendo de qué tan grueso o crujiente quieres que esté. [7]
4
Deja que la pieza de
metal seque al aire libre. A diferencia del
método de lejía y vinagre, debes dejar que el metal se seque al aire libre. Si
limpias y sacas la sal mientras el peróxido aún está mojado, afectarás el
proceso de oxidación y harás que el óxido quede manchado. Una vez que esté
seco, frota, retira la sal y admira tu trabajo.
5
Experimenta con este
método. Aunque acabas de
leer sobre la manera básica en que puedes usar el peróxido y la sal para oxidar
metal, en realidad el límite es el cielo cuando se trata de esta técnica. Frota
y retira la sal y luego rocía la pieza con peróxido nuevamente. Prueba
diferentes cantidades de sal o sumerge tu metal en agua una vez que ha secado.
El agua le dará una textura más lisa al óxido.
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