lunes, 8 de junio de 2015

Proyecto

Nombre del maestro: Hector Piña

Nombre de escuela: secundaria general  Emiliano Zapata.


Nombre alumno: Horacio Reyes

Fecha:

Título: Aceleración de la oxidación de un metal.












INTRODUCCIÓN
La oxidación es una reacción química en la que un metal o un no metal ceden electrones. La reacción química opuesta a la oxidación se conoce como reducción, es decir cuando una especie química acepta electrones. Estas dos reacciones siempre se dan juntas, es decir, cuando una sustancia se oxida, siempre es por la acción de otra que se reduce. Una cede electrones y la otra los acepta. Por esta razón, se prefiere el término general de reacciones redox.(reducción-oxidación)

El nombre de "oxidación" proviene de que en la mayoría de estas reacciones, la transferencia de electrones se da mediante la adquisición de átomos de oxígeno (cesión de electrones) o viceversa.
 
Originalmente, el término oxidación se asignó a la combinación del oxígeno con otros elementos. Existían muchos ejemplos conocidos de esto. El hierro se enmohece y el carbón arde. En el enmohecimiento, el oxígeno se combina lentamente con el hierro formando óxido ferroso (Fe2 O3); en la combustión, se combina rápidamente con el carbón para formar CO2. La observación de estas reacciones originó los términos oxidación “lenta” y "rápida”.





MATERIALES







peróxido y sal

1.   
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Escoge un lugar bien ventilado donde trabajar. El peróxido puede ser peligroso si se inhala demasiado a la vez. Escoge una pieza de metal que sea de hierro o de lata, ambos funcionarán con este método.
2.   
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Pasa el peróxido a un atomizador. El atomizador facilitará la aplicación del mismo en el metal. Rocía la pieza de metal con una cantidad considerable de peróxido. Rociar más peróxido ayudará a acelerar el proceso de oxidación. [6]
3.   
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Espolvoréale sal a la pieza de metal. Debes hacer esto mientras el peróxido aún esté mojado. El proceso de oxidación comenzará casi inmediatamente y es en realidad fácil de ver. Puedes verter más o menos sal, dependiendo de qué tan grueso o crujiente quieres que esté. [7]
4.   
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Deja que la pieza de metal seque al aire libre. A diferencia del método de lejía y vinagre, debes dejar que el metal se seque al aire libre. Si limpias y sacas la sal mientras el peróxido aún está mojado, afectarás el proceso de oxidación y harás que el óxido quede manchado. Una vez que esté seco, frota, retira la sal y admira tu trabajo.
5.   
5
Experimenta con este método. Aunque acabas de leer sobre la manera básica en que puedes usar el peróxido y la sal para oxidar metal, en realidad el límite es el cielo cuando se trata de esta técnica. Frota y retira la sal y luego rocía la pieza con peróxido nuevamente. Prueba diferentes cantidades de sal o sumerge tu metal en agua una vez que ha secado. El agua le dará una textura más lisa al óxido.






 








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